HISTORIA 1.0, Capitulo 19

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Capítulo 19: Un viaje muy soporífero.

Nuestros tres amigos ya se habían despedido de Iván, que iba a tomar otro camino hacia su próximo gimnasio, y del padre de Hipotenusa que debía tocar en un concierto sinfónico de Ciudad Petunia.

Los tres iban corriendo al puerto norte para tomar el ferry que les llevaría a Ciudad Hayedo, lugar donde Jorge podría conseguir su próxima medalla.

-¡Como no corramos más lo perderemos, chicos!

-Pareces un pokémon eléctrico Hipo… Tienes mucha energía…

Fueron de los últimos en subir al inmenso crucero. La distancia de mar entre la isla de Ciudad Rocosa y Ciudad Hayedo, ya en tierra, era muy grande y no podrían atravesarla a nado.

El inmenso barco poseía muchísimos camarotes plenamente acondiconados, además, también contaba con cocina propia para todos los viajeros. La recepción era muy espaciosa y todo estaba modernamente decorado.

-¡Me encanta este barco!

-Podremos relajarnos durante un buen rato. Tarda varios días en llegar al puerto de Ciudad Hayedo- indicó Hipo viendo los panfletos de la recepción.

El camarote que habían cogido poseía tres camas, televisión y un pequeño baño. Estaba en la zona turista, por lo tanto todo era muy normal, sin grandes lujos.

-Teniendo en cuenta que aquí solo vamos a dormir, yo pienso que no está nada mal.

-Jorge tiene razón, no está nada mal para tres jóvenes con un presupuesto ajustado.

-Yo con dos chicos en la misma habitación. La convivencia se va a hacer muy dura…

Algo extraño sucedió cuando, sin previo aviso, el barco, que ya llevaba media hora navegando, paró en seco. Jorge aterrizó sobre Hipotenusa y Raúl se empotró contra una de las paredes del camarote por la fuerza de la inercia. Las cosas que habían depositado sobre la mesa se precipitaron al suelo y varios cuadritos decorativos perdieron el equilibrio.

-¿Estas bien?- preguntó Jorge a Hipotenusa.

-Sí, cuando pueda volver a respirar estaré mejor.

Jorge se levantó rápidamente -Perdona.

-Pues a mí me va a doler la cabeza todo el día…- apuntó Raúl frotándose la cabeza en la cual le comenzaba a salir un gran chichón.

Un estruendo se oyó al otro lado de la puerta del camarote y comenzaron a entrar unos polvillos muy finos por debajo.

Hipo se desplomó y Jorge la sujetó antes de que cayera al suelo. Tras colocarla en una de las camas se fijó en algo.

-¡Ese polvillo es Somnífero!

Los dos jóvenes se apartaron lo más que pudieron de la puerta.

-Adelante Spheal, Rayo Aurora. Eso taponará la puerta para que no entren más.

-Abriré la ventana- propuso Raúl separando el complicado pestillo naviero- He oido que si hay mucha corriente el Somnifero no hace efecto, al menos no directamente.

-Adelante Pidgeotto, Tornado.

El poco somnífero que había entrado fue neutralizado rápidamente.

-Eso es más rapido que esperar que pase la brisa, sí.

-¿Y qué hacemos ahora? Si salimos al pasillo caeremos dormidos como Hipo.

-Creo que tengo una idea- Jorge se fijó en la ventana que acababa de abrir Raúl. No era muy grande, pero podría pasar- Por aquí saldré a cubierta. Intentaré saber qué pasa. Tú quédate aquí y protege a Hipo. Esperemos que solo esté dormida. Por si acaso, a la mínima, saca tu mejor pokémon.

-Entendido. No te preocupes que yo me encargo.

-Ok. Volved Spheal y Pidgeotto.

Jorge se apoyó en una silla y salió a cubierta. Por las diferentes rejillas y ventanas abiertas emanaba el Somnífero. Llegó sin problemas a una de las puertas eludiendolo. Tras ponerse un pañuelo que le cubría la nariz y la boca, Jorge anduvo por el largo pasillo que conducía al salón.

Las personas y sus pokémon, al igual que Hipotenusa, estaban dormidas en el suelo. Al final del pasillo pudo ver a varios sujetos moviéndose. Jorge se ocultó tras una de las columnas decorativas.

-¡Que buena idea has tenido, Carla!  Con estas máscaras y estos trajes podremos robar los pokémon de toda esta gente sin ningún tipo de problema.

Carla y Miguel junto a varios integrantes más del Equipo Cirio estaban totalmente protegidos ante el Somnífero y se disponían a robar todos los pokémon que pudieran.

De un momento a otro, Miguel tomó el pasillo donde se encontraba Jorge. Éste comenzó a forcejear con él. El pañuelo cayó suavemente y Jorge mantuvo la respiración para que no le afectaran los polvillos somnolientos. Durante el forcejeo, Jorge consiguió arrebatarle la máscara. Miguel se desplomó enseguida y Jorge se la colocó pudiendo respirar por fin.

-Que mal rato… madre…

Ningún integrante del Equipo Cirio se había percatado de la ausencia de Miguel.

Jorge tenía un plan. Con aquel Somnífero inundando el barco, solo podría usar un pokémon: Vigoroth. Éste posee la habilidad especial Espíritu Vital que le impide caer dormido con ataques como Somnífero, Hipnosis o Bostezo.

-¡Adelante Vigoroth!- en ese instante uno de los ladrones se dio cuenta de la presencia de Jorge y su pokémon- ¡Puño Certero!- el joven, no mucho mayor que Jorge, atravesó uno de los ventanales del gran salón tras el concentrado puñetazo. El Somnifero comenzó a salir gradualmente y la gente comenzaba a despertarse pero aun sin levantarse.

-¡Tú no! ¡Adelante Espeon!- pero el pokémon de Carla cayó en un profundo sueño- ¡Ah!

-¡Vigoroth una serie de Puños Certeros!- el pokémon inquieto rompió todos los ventanales del gran comedor. Todas las personas se despertaron al completo. Al ver lo que sucedía sacaron de inmediato sus pokémon para defenderse. El Equipo Cirio huyó rápidamente, incluso, tirándose por la borda y nadando para no recibir algún que otro mamporro de los viajeros y sus pokémon.

-Muchas gracias joven- el capitán junto a su pokémon se acercó a Jorge, que se quitó la máscara para hablar.

-No ha sido nada. Esas personas son unos ladrones sin corazón y mi deber era hacerles frente con mi Vigoroth, que era el único que no caería dormido.

-Jorge lo has hecho muy bien.

-¡Hipo! ¡Has despertado!- la chica abrazó a Jorge- Por un momento me he asustado. 

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