Enlace Capitulo 22
Capítulo 23: Un suceso que marcará a Carla; el Equipo Cirio se disuelve.
Nuestros tres amigos
habían estado toda aquella tarde en los prados de Ciudad Hayedo jugando y descansando
tras un combate con tanta presión y fuerza como el que habían protagonizado los
pokémon de Jorge.
Ya cuando regresaban al
Centro Pokémon, ya que el sol se estaba ocultando, vieron a un hombre muy
extraño junto a un Skarmory. Jorge nunca antes había visto un pokémon de ese
tipo.
![]() |
Skarmory del hombre |
-<<Skarmory Pokémon
de tipo Acero-Volador. Sus nidos los hacen con púas, de modo que sus crías
nazcan con resistentes alas de tanto arañarse. Su cuerpo está recubierto por un
pesado armazón de hierro. Aún así, sus alas son huecas y ligeras, lo que le
permite volar ágilmente>>
-Desde luego ese Skarmory
parece muy fuerte…
-¡Calla!- Hipo agarró a
los dos chicos y los arrastró tras una gigantesca secuoya de la calle.
-¿Qué pasa?- se
preguntarón ellos.
-¡Es Carla!- Hipo señaló con
su dedo indice a la jefa del Equipo Cirio.
Al poco de ver al hombre,
de unos cuarenta años y con una larga gabardina, se acercó Carla con su
precioso Espeon.
-Sea lo que sea, dímelo
rápido, querido. Tengo que llevar a la peluquería a mi Espeon, que me tiene
unos pelos.
-No te entretendré
demasiado, jefa.
-¿Jefa? Entonces ¿ese
hombre es un secuaz de Carla? Pero si la gana en edad y seguro que también en
poder.
-Según parece es así. Pero
callaros que no los oigo- apuntó Hipo agudizando el oido pero sin abandonar el
escondite.
-He hablado con todos los
integrantes del Equipo Cirio y estamos de acuerdo unánimemente para irnos y
abandonar el grupo- dijo el hombre a Carla sin paños calientes.
-¿Cómo dices, querido?
Vosotros no podéis iros.
-Claro que podemos. Hace
ya varios meses que no nos llevas a una misión de verdad. Tan solo nos ordenas
que vigilemos a esos tres renacuajos y a sus pokémon.
-¿Se referirá a nosotros?
-¡No! ¿Tú crees Hipo?
-Tampoco hace falta usar
tanto sarcasmo…
-Nosotros perdemos más que
ganamos a tú lado- continuó el hombre de la gabardina que se le veía muy seguro
de lo que decía.
-¡Mirad! Ahora viene
Miguel.
-¿Qué ocurre Carla?-
Miguel se había rezagado ya que había parado para comprar algo de comer.
-¿Cómo has podido hacerme
esto, querido? ¡Nos conocemos desde que íbamos a la guardería!- Carla le tiró
los perritos calientes al pecho muy enfadada.
Miguel no sabía muy bien
de que iba todo aquello- No entiendo. ¿He hecho algo malo?
-¡¿Te parece poco iros del
Equipo Cirio sin decirme nada, querido?!
-Te lo estamos diciendo
ahora…- apuntó el hombre.
-¡Tú calla!
-¿Qué abandonamos el
Equipo Cirio? Yo no sabía nada… Yo nunca rompería nuestra amistad.
-Si me dejaras terminar… Lo
que quería decirte es que te lo estamos contando ahora pero que Miguel no tiene
nada que ver. Sabíamos de antemano que Miguel no querría contrariarte. Se nota
que os traéis algo entre manos vosotros dos.
-¡En primer lugar, Miguel
y yo solo somos amigos, muy buenos amigos! ¡Y en segundo lugar, del Equipo
Cirio no se va nadie sin que yo lo haya dicho previamente!- el pelo de rubio de
Carla se movía con los giros bruscos de cuello a cada palabra que emitía.
-¿Cómo dices? ¡Nosotros
podemos dejarlo cuando veamos oportuno!
Miguel y Espeon se
pusieron en medio de los dos.
-¡Sois una panda de
cobardes! ¡Lo que me has dicho son solo escusas! ¡Lo que os da realmente miedo
es otra cosa!
-Mira Carla, eso ha sido
la gota que ha colmado el vaso. Vendiste un maravilloso lugar de reunión para
recluirnos en esa inmunda guarida.
-¡¡Fuera!!- chilló Carla
indignada- ¡Marcharos todos! ¡¡No os quiero ver a ninguno!! ¡Hoy el Equipo
Cirio muere!
Hipo se llevó la mano a la
boca a modo de sorpresa.
-No finjas tanto que estás
tan contenta como nosotros. A ver si ahora nos dejan un poco en paz.
-Actúas como una niña pequeña-
contestó el hombre ante la reación de Carla.
-Pero os digo una cosa a
todos, querido- la hasta ahora jefa levantó el índice- ¡La guarida sigue siendo
mía y ninguno tenéis derecho a entrar en ese lugar!
-¡No! ¡Eso no!- respondió
el hombre como si le hubieran clavado un alfiler.
-¿Cómo dices? ¿No acabas
de decir que es un lugar inmundo?
-Un poco sí- apuntó Miguel
intentándose limpiar con unas servilletas.
-¡Así no me ayudas,
querido!
-Nosotros hemos decidido
fundar un nuevo equipo, el Equipo Rock. Y necesitamos un lugar de operaciones.
Jorge, Hipo y Raúl se
llevaron las manos a la cabeza temiendo lo que pudiera salir de aquello.
-¡A mí como si quedáis
para tomar el té a las cinco! ¡En mi guarida no entra nadie sin mi
consentimiento!
-¡Ese lugar es tanto tuyo
como nuestro!
-¡De eso nada, querido!
¡Nosotros dos lo encontramos! ¡Nosotros somos los dueños de ese lugar!
El hombre estaba a punto
de estallar. Su cara había cambiado por completo de un segundo a otro.
-¡Esto no queda así Carla!
¡Ese lugar nos pertenece!
-¡Y una mierda pa’ ti!
-¡Uy! Que ordinaria…-
apuntó Hipo imitando exageradamente a una pija.
-¡Podéis iros todos a
freír espárragos! ¡Pero no quiero veros a ninguno cerca de la guarida! ¿Os queda
claro? ¡O si no lamentareis haber conocido a Carla Hidalgo! Vámonos, queridos.
Carla, Miguel y Espeon se
marcharon por donde habían venido y el misterioso hombre agitó el puño a modo
de enfado. A continuación, se marchó en sentido contrario junto con su
Skarmory.
-Menuda bronca- nuestros
tres amigos salieron de su escondite.
-El Equipo Cirio tiene más
integrantes de los que pensábamos- señaló Jorge recapitulando la información
que habían obtenido.
-Querrás decir ‘‘tenía’’.
¿No has oído a Carla?
-Pero también ha nacido un
nuevo…- puntualizó Raúl con cara de extreñimiento.
-Quizás esos nos dejen en
paz. No se les veía muy contentos por seguirnos y tal.
Un todoterreno con una C y
una vela casi borradas aceleró quemando goma en el asfalto.
-¡Qué susto!- gritó Hipo
con una mano en el corazón.
-¡Fijaros quien es!
El todoterreno se subió a
la acera y se llevó por delante a Carla, a Miguel y a Espeon.
-¡Dios mío!- a los tres
amigos se les cortó la respiración al ver lo que acababa de pasar.
El vehículo, que se había
dejado casi todo el parachoques delantero, un faro y un gran número de
cristales, dio marcha atrás y huyó del lugar a toda velocidad.
Jorge, Hipo y Raúl
corrieron hasta donde había sucedido todo. Miguel pudo levantarse por su propio
pie, un poco magullado, y enseguida se preocupó por Carla, que había atravesado
un escaparate del tremendo golpe. Miguel y Jorge se subieron al escaparate,
quitaron unos cuantos maniquíes del medio y ayudaron a Carla, pero está no
podía ponerse en pie.
-¿Dónde está mi Espeon?-
Carla solo pudo emitir, mediante un hilo de voz, una gran preocupación por su
pokémon. Tenía numerosos cortes y moratones por todo el cuerpo.
-Hipo y Raúl la están
ayudando- apuntó Jorge para tranquilizarla.
-Debemos llevarte a un
hospital- Miguel estaba también muy nervioso por su amiga- Creo que tienes
varios huesos rotos.
Hipo y Raúl se asomaron al
escaparate. Sin emitir un solo sonido, movieron la cabeza de izquierda a
derecha.
Carla, aunque no consiguió
verlos, si pudo observar de cerca las caras de los dos chicos.
-¡Ay! ¡¡AAYY!! ¡¡MI
ESPEON!!- los gritos desgarrados, el dolor y las lágrimas de Carla retumbaron en
toda la calle mientras las sirenas de emergencias sonaban no muy lejos de allí.
Has puesto seis números en la lotería, pero el número del final sólo tenía cinco xD Fallo menor, a todos nos pasa
ResponderEliminarsolucionado. gracias ;)
ResponderEliminar