viernes, 18 de marzo de 2011

Las sombras de la ciudad V


V

Por unos momentos pensé que la cuerda se había soltado y que caía a plomo contra el suelo pero el  tirón me colocó en posición balanceándome directo al tipo del revólver.
 Pasé el pié izquierdo por la derecha de la cabeza del rehén hacia la cara del secuestrador, sonó un disparo y cayó al suelo inconsciente. Corrí al joven y vi que estaba bien. Luego note como entró alguien por la puerta de la habitación pistola en mano, me fui hacia su derecha, con mi mano derecha agarré la mano de la pistola y metí el dedo entre el gatillo y la culata para que no disparará, después puse mi antebrazo izquierdo en su su codo por dentro y le doble el brazo hacia arriba, le di un rodillazo en el estomago y le quité la pistola tirándola lejos. Al fondo a través de la puerta se oían gritos y pasos, otros dos tipos subían por la escalera que iba pegada a las paredes dejando un gran hueco en el centro. Justo al llegar al tramo frente a la zona donde yo estaba salté y se giraron a tiempo de verme caer sobre ellos y rematarles con un par de golpes en la cabeza. Me levante y subí las escaleras a la habitación de donde había saltado.

AL llegar al quicio de la puerta vi al secuestrador del revolver se había levantado y había recogido su pistola, al verme en la puerta empezó a disparar, me cubrí con la pared que daba al pasillo a la derecha de la puerta. Disparó todas las balas y cuando oí en sonido del gatillo sin disparo salí de la protección. 

Caminé lentamente hacía el hombre. Aterrorizado se echaba cada vez más atrás hacia la barandilla de la ventana, al llegar hasta el balcón se engancho con la cuerda que usé para bajar.

-Puto loco te mataré.- Sacó una navaja y la meneaba intentando asustarme.
A apenas un metro de él dije.
-No soy un puto loco soy…- Entonces recordé, la sombra y recordé al chino que decía “entro como una sombra”.
-Soy la sombra.

Le agarré el brazo con la mano izquierda, le giré el brazo hacia fuera doblándoselo por el codo, dejando su pecho al descubierto y le lancé una patada con todas mis fuerzas.
Salió volando por la ventana cayendo hacia el suelo, a mitad de camino al asfalto la cuerda se tensó y entonces un ruido brusco de madera rota inundó la habitación mientras el secuestrado cayo a plomo sobre un coche de policía. Entonces vi la oportunidad de la foto que sabia iba a ser portada. Me puse de pie en la barandilla de la ventana, iluminado por los focos y la luz del fuego y haciendo contraste con la luz de la habitación recortando mi silueta perfectamente sobre el edificio que hace menos de unos minutos estaba secuestrado. 

Una vez vi los flases, salí corriendo hacia la trampilla del techo, corrí por los tejados varias calles y bajé por las terrazas de un edificio más moderno hasta el suelo y de allí corriendo de nuevo a mi casa. 

El camino fue más duro de lo habitual, no sabía por qué, pero poco a poco tenía más frio y me costaba más seguir adelante. 

Al llegar al árbol bajo mi casa el agotamiento era superior a mí, apenas llegué al árbol me paré en seco, me sujete e intente recuperarme. Cuando parecía que volvía a respirar normal intente subir pero el fuerte dolor en el costado me bloqueo por completo y me hizo caer de espaldas en el jardín. 

Me toque donde dolía y vi el porqué de todo lo el cansancio y el dolor, tenia un corte, un gran corte de unos 8 o 9 centímetros bastante profundo, pero los bordes estaban quemados. Había sido la pistola del secuestrador. Por suerte no se me dio de lleno sino que me rozó, y aun doy a gracias a los que fuera que me impidió que me diera de lleno.
La situación era muy mala, realmente mala, había perdido muchísima sangre, tenía la ropa empapada y goteaba, además estaba en medio de un jardín a pocas horas de que amaneciera. 

No podía moverme y apenas podía respirar, la vista se me nublaba y solo podía ver el árbol desapareciendo poco a poco y entonces todo se volvió negro.

Dentro de la oscuridad oía varios ruidos además me levantaron, baje a algo blando y sentí algo mojado que me despertó.

Me asuste cuando creí que estaba en el hospital y no sentía la máscara en la cara, me habrían pillado y estaría en el hospital donde me reconocerían y avisarían a mis padres y por fin sabrían quien es en realidad la sombra, ahora que por fin tenía nombre. Me levante corriendo de un movimiento brusco y me agazapé hacia atrás, por fin la habitación apareció, demasiado luminosa para mis ojos en ese momento, me tapé la cara con las manos y espere a acomodar la vista.

Cuando al fin veía con normalidad me di cuenta de que no era un hospital, era una casa y estaba tumbado en el sofá tapado con mantas. Me palpé la herida y note los puntos de sutura y la gasa perfectamente colocada. 

Al fondo de la sala en una mesa una niña pequeña de unos 7 años desayunaba un gran tazón de cereales. ¿Estaba muerto o alucinando? Parecía demasiado real.

-¿Quién eres? - le dije
-María.
-Y ¿Estás sola en casa?
-No, papa está aquí también.
Antes de preguntar una voz bastante grave atravesó el pasillo con acento del este de Europa.
-Deja de hablar y termina de desayunar que vamos a llegar tarde.
Mientras decía eso su voz se acercaba y apreció por la puerta de la izquierda que supuse daba al pasillo, un hombre de unos 40 y pocos años vestido con un jersey y vaqueros. 

-¿Cómo estás?-Me dijo
-Bi…bien pero…
-No te preocupes no diremos nada, verdad cariño-Le dijo a la niña- Es un secreto y no se lo puedes decir a nadie ¿vale?- Esta asintió y sonrió a su padre antes de tomar otra cucharada de cereales.
-yo te conozco, eres el portero de mi edificio.
-ajá.
-¿Pero quién me curó? ¿Sabe alguien más quién soy?
-No, tranquilo, yo te curé. Soy médico sabes, Doctor en medicina. Pero claro no aquí si no en mi país.
-Ahm. ¿Y por qué no me dejaste ahí? ¿Y por qué no me delatas? Podrías ganar mucho dinero.
-Estoy bien con el dinero que gano, además si lo hago es por ella,-Señalo a la niña.-Tú estás haciendo algo que aun nadie se ha atrevido a hacer, estas cambiando las cosas, ¿sabes? Quiero que pueda vivir en un mundo donde no corra peligro y tú eres el único que lo puede hacer. No creas que es por ti o por tu idea, es por ella.
-¿En serio crees que estoy haciendo algo bien?-Me senté en el sofá de nuevo con la cabeza baja- En estos meses lo único que he conseguido es que casi me maten un par de veces y casi nadie me toma en serio.
-La gente te necesita y quiere a alguien como tú. Pero necesitan algo mas grande, pero, eso ya lo has conseguido.-Señalo un periódico que había sobre la mesa y se fue a la cocina.

En la portada una gran imagen del edificio de la noche anterior coronada con un titular con letras bien grandes. “El héroe de la ciudad”. Me quede mirándome fijamente en la ventana del edificio, me quede en blanco, tanto que ni vi que la niña se había levantado y se había preparado para salir por la puerta con su padre de la mano. 

-Eh, cuando salgas cierra la puerta y procura no volver a salir herido, aunque si te pasa algo ven a verme de nuevo.

Salió por la puerta y cerro. Yo me quede pensando un rato en cómo había llegado a donde estaba y por ahora todo me encantaba. Me vestí y salí al pasillo, estaba en la planta baja de mi edificio, asique subí a mi casa y entre sin hacer ruido, por suerte no se había levantado nadie aun asique me escabullí en la cama y quede un rato tumbado mirando el techo. 

Esa noche no tenía muy claro que hacer, salir a buscar a alguien, ir a ver a como seguía Lucia, colarme en la comisaria o quedarme en casita. Pero, la tentación de la noche es grande. Como debía descansar decidí hacer lo más tranquilo, visitar a la dama.

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