miércoles, 12 de enero de 2011

HISTORIA 1.0, Capitulo 23

Enlace Capitulo 22

Capítulo 23: Un suceso que marcará a Carla; el Equipo Cirio se disuelve.

Nuestros tres amigos habían estado toda aquella tarde en los prados de Ciudad Hayedo jugando y descansando tras un combate con tanta presión y fuerza como el que habían protagonizado los pokémon de Jorge.
Ya cuando regresaban al Centro Pokémon, ya que el sol se estaba ocultando, vieron a un hombre muy extraño junto a un Skarmory. Jorge nunca antes había visto un pokémon de ese tipo.
Skarmory del hombre
-<<Skarmory Pokémon de tipo Acero-Volador. Sus nidos los hacen con púas, de modo que sus crías nazcan con resistentes alas de tanto arañarse. Su cuerpo está recubierto por un pesado armazón de hierro. Aún así, sus alas son huecas y ligeras, lo que le permite volar ágilmente>> 
-Desde luego ese Skarmory parece muy fuerte…
-¡Calla!- Hipo agarró a los dos chicos y los arrastró tras una gigantesca secuoya de la calle.
-¿Qué pasa?- se preguntarón ellos.
-¡Es Carla!- Hipo señaló con su dedo indice a la jefa del Equipo Cirio.
Al poco de ver al hombre, de unos cuarenta años y con una larga gabardina, se acercó Carla con su precioso Espeon.
-Sea lo que sea, dímelo rápido, querido. Tengo que llevar a la peluquería a mi Espeon, que me tiene unos pelos.
-No te entretendré demasiado, jefa.
-¿Jefa? Entonces ¿ese hombre es un secuaz de Carla? Pero si la gana en edad y seguro que también en poder.
-Según parece es así. Pero callaros que no los oigo- apuntó Hipo agudizando el oido pero sin abandonar el escondite.
-He hablado con todos los integrantes del Equipo Cirio y estamos de acuerdo unánimemente para irnos y abandonar el grupo- dijo el hombre a Carla sin paños calientes.
-¿Cómo dices, querido? Vosotros no podéis iros.
-Claro que podemos. Hace ya varios meses que no nos llevas a una misión de verdad. Tan solo nos ordenas que vigilemos a esos tres renacuajos y a sus pokémon.
-¿Se referirá a nosotros?
-¡No! ¿Tú crees Hipo?
-Tampoco hace falta usar tanto sarcasmo…
-Nosotros perdemos más que ganamos a tú lado- continuó el hombre de la gabardina que se le veía muy seguro de lo que decía.
-¡Mirad! Ahora viene Miguel.
-¿Qué ocurre Carla?- Miguel se había rezagado ya que había parado para comprar algo de comer.
-¿Cómo has podido hacerme esto, querido? ¡Nos conocemos desde que íbamos a la guardería!- Carla le tiró los perritos calientes al pecho muy enfadada.
Miguel no sabía muy bien de que iba todo aquello- No entiendo. ¿He hecho algo malo?
-¡¿Te parece poco iros del Equipo Cirio sin decirme nada, querido?!
-Te lo estamos diciendo ahora…- apuntó el hombre.
-¡Tú calla!
-¿Qué abandonamos el Equipo Cirio? Yo no sabía nada… Yo nunca rompería nuestra amistad.
-Si me dejaras terminar… Lo que quería decirte es que te lo estamos contando ahora pero que Miguel no tiene nada que ver. Sabíamos de antemano que Miguel no querría contrariarte. Se nota que os traéis algo entre manos vosotros dos.
-¡En primer lugar, Miguel y yo solo somos amigos, muy buenos amigos! ¡Y en segundo lugar, del Equipo Cirio no se va nadie sin que yo lo haya dicho previamente!- el pelo de rubio de Carla se movía con los giros bruscos de cuello a cada palabra que emitía.
-¿Cómo dices? ¡Nosotros podemos dejarlo cuando veamos oportuno!
Miguel y Espeon se pusieron en medio de los dos.
-¡Sois una panda de cobardes! ¡Lo que me has dicho son solo escusas! ¡Lo que os da realmente miedo es otra cosa!
-Mira Carla, eso ha sido la gota que ha colmado el vaso. Vendiste un maravilloso lugar de reunión para recluirnos en esa inmunda guarida.
-¡¡Fuera!!- chilló Carla indignada- ¡Marcharos todos! ¡¡No os quiero ver a ninguno!! ¡Hoy el Equipo Cirio muere!
Hipo se llevó la mano a la boca a modo de sorpresa.
-No finjas tanto que estás tan contenta como nosotros. A ver si ahora nos dejan un poco en paz.
-Actúas como una niña pequeña- contestó el hombre ante la reación de Carla.
-Pero os digo una cosa a todos, querido- la hasta ahora jefa levantó el índice- ¡La guarida sigue siendo mía y ninguno tenéis derecho a entrar en ese lugar!
-¡No! ¡Eso no!- respondió el hombre como si le hubieran clavado un alfiler.
-¿Cómo dices? ¿No acabas de decir que es un lugar inmundo?
-Un poco sí- apuntó Miguel intentándose limpiar con unas servilletas.
-¡Así no me ayudas, querido!
-Nosotros hemos decidido fundar un nuevo equipo, el Equipo Rock. Y necesitamos un lugar de operaciones.
Jorge, Hipo y Raúl se llevaron las manos a la cabeza temiendo lo que pudiera salir de aquello.
-¡A mí como si quedáis para tomar el té a las cinco! ¡En mi guarida no entra nadie sin mi consentimiento!
-¡Ese lugar es tanto tuyo como nuestro!
-¡De eso nada, querido! ¡Nosotros dos lo encontramos! ¡Nosotros somos los dueños de ese lugar!
El hombre estaba a punto de estallar. Su cara había cambiado por completo de un segundo a otro.
-¡Esto no queda así Carla! ¡Ese lugar nos pertenece!
-¡Y una mierda pa’ ti!
-¡Uy! Que ordinaria…- apuntó Hipo imitando exageradamente a una pija.
-¡Podéis iros todos a freír espárragos! ¡Pero no quiero veros a ninguno cerca de la guarida! ¿Os queda claro? ¡O si no lamentareis haber conocido a Carla Hidalgo! Vámonos, queridos.
Carla, Miguel y Espeon se marcharon por donde habían venido y el misterioso hombre agitó el puño a modo de enfado. A continuación, se marchó en sentido contrario junto con su Skarmory.
-Menuda bronca- nuestros tres amigos salieron de su escondite.
-El Equipo Cirio tiene más integrantes de los que pensábamos- señaló Jorge recapitulando la información que habían obtenido.
-Querrás decir ‘‘tenía’’. ¿No has oído a Carla?
-Pero también ha nacido un nuevo…- puntualizó Raúl con cara de extreñimiento.
-Quizás esos nos dejen en paz. No se les veía muy contentos por seguirnos y tal.
Un todoterreno con una C y una vela casi borradas aceleró quemando goma en el asfalto.
-¡Qué susto!- gritó Hipo con una mano en el corazón.
-¡Fijaros quien es!
El todoterreno se subió a la acera y se llevó por delante a Carla, a Miguel y a Espeon.
-¡Dios mío!- a los tres amigos se les cortó la respiración al ver lo que acababa de pasar.
El vehículo, que se había dejado casi todo el parachoques delantero, un faro y un gran número de cristales, dio marcha atrás y huyó del lugar a toda velocidad.
Jorge, Hipo y Raúl corrieron hasta donde había sucedido todo. Miguel pudo levantarse por su propio pie, un poco magullado, y enseguida se preocupó por Carla, que había atravesado un escaparate del tremendo golpe. Miguel y Jorge se subieron al escaparate, quitaron unos cuantos maniquíes del medio y ayudaron a Carla, pero está no podía ponerse en pie.
-¿Dónde está mi Espeon?- Carla solo pudo emitir, mediante un hilo de voz, una gran preocupación por su pokémon. Tenía numerosos cortes y moratones por todo el cuerpo.
-Hipo y Raúl la están ayudando- apuntó Jorge para tranquilizarla.
-Debemos llevarte a un hospital- Miguel estaba también muy nervioso por su amiga- Creo que tienes varios huesos rotos.
Hipo y Raúl se asomaron al escaparate. Sin emitir un solo sonido, movieron la cabeza de izquierda a derecha.
Carla, aunque no consiguió verlos, si pudo observar de cerca las caras de los dos chicos.
-¡Ay! ¡¡AAYY!! ¡¡MI ESPEON!!- los gritos desgarrados, el dolor y las lágrimas de Carla retumbaron en toda la calle mientras las sirenas de emergencias sonaban no muy lejos de allí. 

2 comentarios:

  1. Has puesto seis números en la lotería, pero el número del final sólo tenía cinco xD Fallo menor, a todos nos pasa

    ResponderEliminar