miércoles, 19 de enero de 2011

HISTORIA 1.0, Capitulo 26

Enlace Capítulo 25

Capítulo 26: Se caldean los ánimos; ¿está en juego algo más que una amistad?

Después de todos los encontronazos, nuestros cinco amigos habían pasado todo el día andando por la ruta que une Ciudad Hayedo y Pueblo Canario, ya que se desviaron demasiado pronto en el Camino Bicis.
Ya estaba anocheciendo, y aun no habían llegado a Pueblo Canario. Por ello, decidieron acampar entre unos árboles, junto al largo camino en el que habían estado todo el día.
-Estoy agotada, queridos… Esto no es bueno para mis piernas…
-Quizás nos hayamos excedido. ¿Quién tuvo la idea de salir tan pronto del Camino Bicis?
-Bueno, eso ya da igual- apuntó Jorge tomando el mando- Debemos hacer una fogata y montar las tiendas de campaña. Hipo y yo iremos a buscar leña para el fuego.
-Yo me ocuparé de la cena. Prepararé los ingredientes y los recipientes mientras preparáis el fuego.
-Carla y yo podríamos ocuparnos de las tiendas.
-¿Cómo dices, querido? ¡Estoy compareciente y llevo todo el día andando!
Jorge e Hipo se alejaron un poco del campamento para encontrar lo necesario para la lumbre.
-¿Cuándo le vas a decir a Carla lo de tu Pokédex?- preguntó sin rodeos Hipo.
-No lo sé. No es el momento. Entre lo de su accidente y lo de Espeon… Además, no estamos seguros que hayan sido ellos.
-Deberías habérselo preguntado hace mucho tiempo, incluso antes de todo eso. Parece que hubieras olvidado lo importante que es esa Pokédex para tu familia.
-No, no lo he olvidado. Además, Carla y Miguel han devuelto todo lo que tenían que no era suyo, lo que habían robado. Entre esas cosas no estaba mi Pokédex, si no ya me la hubiera devuelto.
-Eso no significa que no haya pasado por sus manos.
-Creo que cada día te pareces más a mi madre que a mi amiga. ¡Estás todo el día diciéndome lo que tengo que hacer!
-¿Cómo dices?- Hipo comenzó a elevar el tono de voz- ¡Pues yo creo que soy algo más que una amiga!
-¡Me estás ahogando con tantas instrucciones y ordenes! ¡Haz esto, haz lo otro!
-¡¡Yo solo me preocupo por ti!!
-¡TÚ A MI NO ME GRITAS!
-¡PUES TÚ A MI TAMPOCO!
Tras esta discusión, cada uno tomó un camino diferente.
Poco después llegaron los dos, al mismo tiempo, al campamento. Miguel ya había acabado de montar las tiendas con la ayuda de Raúl, el cual empezaba a pensar que no llegarían con la leña.
-¿Pero dónde habeis estado…?- pero Raúl fue interrumpido.
-Hombre, míster desagradecido. Ah no, que no quiero decirte nada. Me morderé la lengua.
-Ten cuidado, ¡mamá!, no vaya a ser que te envenenes tu sola al morderte.
-¿Os ocurre algo, queridos?- preguntó Carla que se había tumbado en una larga piedra plana estirando las piernas.
-Tú mejor cállate- le espetó Hipo de muy malas formas.
-¡No le hables así!- gritó Jorge encarándose con Hipotenusa.
Raúl y Miguel tuvieron que separarlos.
-¿Qué demonios os pasa?
-¡NADA!- respondieron los dos jóvenes y a continuación cada uno se metió en una tienda.
Raúl, Carla y Miguel se miraron y quedaron muy sorprendidos de lo que acababa de pasar.
Cuando estuvo preparada y servida la cena, continuaron las malas caras. Jorge e Hipo se habían sentado cada uno en un extremo de la mesa plegable, comiendo lo puesto en su plato y lanzando miradas asesinas al otro. Los demás comían atemorizados.
-Pues al final se ha quedado buena noche- Raúl intentaba desviar el tema.
-Sí- contestaron Carla y Miguel con un hilo de voz.
-¿Qué opináis vosotros?
-¡Pero mira que eres mala!- gritó Jorge de pronto- ¡Prefieres que rompa una nueva amistad a esperar un poco más!
-¡Ya te dije que lo podías haber dicho antes! ¡¿Es que no me escuchas?!
-Muy bien- Jorge se inclinó sobre la mesa y miró fijamente a Carla- ¿Cogiste tú mi Pokédex en la Cuava Magma?
-¿Cómo dices, querido?
-¡La Pokédex!- chilló Hipo dando un golpe en la mesa. Los platos dieron un bote y los vasos se derramaron.
-Yo no sé nada de una Pokédex, queridos. Nosotros solo estábamos capturando pokémon en aquel lugar- contestó Carla asustada.
-Es cierto. Nosotros no vimos ninguna Pokédex- Miguel apoyó a su amiga de la infancia.
-¡¡Lo ves!! ¡No saben nada!
-¡Pues fueron ellos los que te empujaron!
-¡Pero eso no implica que me robaran la Pokédex!
-Os podéis tranquilizar. Ya os han dicho que ellos no saben nada- Raúl intentó calmar a los dos, hasta entonces, amigos.
-¿Y deberíamos fiarnos de ellos?
-¡¡Hipo!!- Jorge, ciego por el enfado, lanzó su vaso a la chica. Ésta lo esquivó y el vaso se hizo añicos contra el suelo
-¡¡¿PERO QUÉ TE CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!!- Hipo cogió el tenedor y se lo tiró a con todas sus fuerzas. Jorge lo paró con su plato, ya vacío, a modo de escudo que le estalló en el pecho y la cara. Uno de los trozos le ocasionó un corte sangrante en la mejilla.
-¿Estás bien?- Hipo bajó el tono preocupándose por el estado de Jorge.
-¡NO ME VENGAS AHORA CON ESAS!
-¡ERES LO PEOR JORGE!- Hipo le lanzo ahora el plato a modo de disco volador.
Raúl lo interceptó-¡Quietos! ¡Os vais a matar!
-¡¡La culpa es de ella!!
-¡¿CÓMO?! ¡¿NO TE DAS CUENTA QUE SOLO QUIERO AYUDARTE?!
-¡SÍ! ¡YA HE VISTO QUE EL TENEDOR ERA SOLO PARA AYUDARME!- respondió Jorge señalándose el corte de la mejilla, en la cual surcaban varias gotas de sangre.
Raúl, Carla y Miguel no sabían muy bien lo que hacer, sus dos amigos estaban lanzándose utensilios de comida y su amistad pendía de un hilo.
A la mañana siguiente, la tensión continuaba muy presente.
-Os pido que mis platos, tazas y cubiertos acaben sanos y salvo- apuntó Raúl recordando el suceso de la noche pasada.
-Tranquilo, sobrevivirán. Hoy me marcho a Ciudad Brillante. ¡Allí  seré más útil!
Jorge continuó tomándose su leche y sus tostadas como si nada, sin tan siquiera levantar la mirada.
-¿Pero vosotros no erais amigos, queridos? Os conocéis desde ya hace algún tiempo. Ya habéis pasado muchas cosas juntos.
-Carla tiene razón. Vosotros ya erais amigos cuando me conocisteis a mí en Pueblo Incienso o cuando el Equipo… quiero decir cuando Carla y Miguel se cruzaron en vuestro camino.
-¡Decídselo  a este mendrugo de pan!
Jorge lanzó su taza a Hipo cuando se hubo terminado la leche.
-¡He dicho que mis cosas no son proyectiles que os podáis tirar!- gritó Raúl enfadado cuando la taza blanca como la nieve se estrelló contra un árbol- ¡Esto ya supera nuestra paciencia!
-¡Es cierto, queridos! Nos habláis mal y nos podéis lesionar con vuestras disputas.
-Las cuales no sabemos dónde han comenzado- indicó Raúl mirando a sus dos amigos- O arregláis esto o seremos nosotros los que nos iremos.
Jorge e Hipo se miraron ante aquella amenaza que apoyaban Carla y Miguel.
-Empezad contándonos el principio de esto.
-No.
-Venga…
-No.
-¡AHORA!- gritaron Raúl, Carla y Miguel.
-Yo solo me preocupo por él y me lo agradece con gritos y malas formas- Hipo fue la primera en hablar.
-Pues tú de eso no estas corta, querida.
-Lo que hace ella es atosigarme. Yo al principio pensaba que la Pokédex la teníais vosotros pero visto lo visto es evidente que no. No me gusta la gente que acusa sin argumentos.
-¿Una Pokédex?
-Sí, Jorge la perdió antes de llegar Ciudad Aguamarina y es una reliquia familiar. Pero si no la teneis vosotros, no sabemos donde puede estar. Además, si no tienes tu Pokédex eses porque tú la perdiste- Raúl puso la verdad sobre la mesa dirigiendose a Jorge- Tú eres el único culpable de que la Pokédex de tu familia se haya perdido.
-Eso.
-Tú no estás exenta de culpa, Hipo. Tú siempre le estás diciendo a Jorge lo que tiene que hacer más allá de la mera información de cada momento. Y tampoco puedes ir por ahí hablando como nos has hablado estos dos días o rompiendo platos en la cara de la gente.
Jorge e Hipo agacharon la cabeza.
-Vuestra discusión se basa en una tontería enorme. Una Pokédex que se puede encontrar y se va a encontrar. Esa ha sido la raíz del problema.
-Perdona que os haya acusado sin pruebas- Hipo fue la primera en disculparse- Y perdona que rompiera tus cosas.
-Ellos tienen razón- Jorge miró a los ojos a Hipo- Tú has estado a mi lado casi desde el principio de mi aventura pokémon. Solamente te has preocupado por mí. La culpa ha sido mía.
-No Jorge, la culpa es mía- Hipo sacó su pañuelo y apretó ligeramente en el corte de Jorge, que había comenzado a sangrar nuevamente al gritar- Me he puesto muy pesada con lo de la Pokédex y lo que debo hacer es ayudarte a buscarla, no gritarte. Eres muy importante para mí Jorge.
Los dos jóvenes se abrazaron fuertemente.
-¡Qué bonito!- Carla sacó un pañuelo de color rosa de su bolso- Como me gustan las cosas que acaban bien, queridos.
-Ha costado… solo hemos tenido que sacrificar un plato, un vaso y una taza que me habían regalado.
-Lo sentimos- dijeron al mismo tiempo Jorge e Hipo agachando la cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario